Las lesiones más frecuentes de la piel

La piel es nuestra barrera defensiva más fundamental para luchar frente a las agresiones externas. Se encarga de proteger al cuerpo de las bacterias, traumatismos, penetración de factores ambientales, pero también ayuda en la regulación térmica, el control hidroelectrolítico y a vigilar las condiciones del entorno como la sensación de dolor, tacto y de presión.

Por todo ello, es muy importante y necesario mantenerla sana, íntegra y cuidada. De lo contrario, los diferentes factores físicos y biológicos pueden afectarla provocando patologías y enfermedades que van a cursar con manifestaciones cutáneas. Hoy en Farmacia Berdaguer queremos explicar cuáles son las lesiones más frecuentes que se producen en la piel.

Lista de problemas más específicos de la piel

- Acné vulgar: suele caracterizarse por un conjunto de lesiones como pápulas, pústulas, nódulos, fístulas, quistes, comedones y otras residuales y cicatriciales. Se localizan principalmente en la cara, el tórax, los hombros y la espalda, por ser las zonas de mayor densidad de glándulas sebáceas. Hay centrar la atención en los cuidados y tratamientos cosméticos, ya que en el acné se ha demostrado la eficacia de los tratamientos farmacológicos contra el acné.

- Hiperpigmentaciones: el paciente o sus allegados suelen ser los primeros en reconocer una alteración en la pigmentación en la piel notando visualmente dicha alteración, acompañada a veces por descamación, picor, inflamación o rubor. La mayoría de ellas suelen estar causadas entre los principales factores por la exposición prolongada con la edad a la radiación ultravioleta y no haberse protegido bien ante ella. Por tanto, desde la farmacia también debemos promover el uso de los solares para prevenirlos.

- Dermatitis atópica: se caracteriza por picor, prurito intenso, pápulas, eccema, sequedad extrema, infecciones asociadas al rascado de las lesiones. Suele tener la piel seca y la tendencia a sufrir un picor muy molesto debido a la xerosis. Aparte de los tratamientos orales y tópicos que puedan ser prescritos para su tratamiento, debemos hacer hincapié en que el paciente siga una serie de medidas. Hay que evitar factores desencadenantes como contacto mantenido con sustancias químicas irritantes, jabones, lavado frecuente de manos, moquetas o alfombras que acumulen polvo, y la sudoración excesiva.

- Dermatitis seborreica: hay de dos tipos, la infantil que afecta a bebés se la denomina comúnmente como costra láctea, manifestándose en forma de placas en cuero cabelludo; y también la adulta que se caracteriza por ser una dermatitis crónica, con etapas de brotes y con aparición de lesiones de distinta gravedad, siendo la más leve un eritema débil o moderado y las más graves la aparición de lesiones papulosas, exudativas.

- Rosácea: es una enfermedad crónica, que no es curable totalmente, pero sí tratable. Las manifestaciones clínicas de la rosácea son fundamentalmente faciales, de distribución simétrica, afectando a la nariz, mejillas, frente y mentón y respetando la zona periocular. El objetivo del tratamiento indicado, tanto dermatológico como cosmético, es mejorar el aspecto de la piel, controlar los brotes y las lesiones que los acompañan, reducir las crisis vasomotoras y controlar los factores que las desencadenan e intentar detener la evolución de la enfermedad.